Día 2: Portobello
Cristóbal Colón llegó en 1502 a la bahía de Portobelo (en el Atlántico) en su cuarto y último viaje a América a bordo de la Santa María. Tras quedarse admirado por la belleza le asignó el nombre de Puerto Bello, de ahí se derivó su actual nombre, Portobello.
A partir de su fundación Portobelo se convirtió en un puerto de exportación de los tesoros de oro y plata que llegaban desde el Perú, los cuales eran transportados por mar hasta la Ciudad de Panamá y luego cargado en mulas a través del istmo hasta Portobelo, desde donde se transportaban hasta Europa.
Esta ciudad sufría constantes ataques de piratas y bucaneros, incluyendo a los famosos Drake, Morgan y Hawkins.
En 1980, Portobello fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Para ir a Portobello se puede ir en avión, en auto o en transporte público.
Nosotros fuimos en auto con Max y Caridad (su esposa), demoramos menos de 2 horas en llegar. Max es compañero de la escuela de mi esposo.
Sin embargo Max me explicó que se puede ir en transporte publico desde Allbrook. Ahí hay que tomar el bus que dice “Colón”, cuesta como 3.5 $, y hay que bajar en “Sabanitas”. Ahí tomas otro bus que se llama Diablo Rojo hasta Portobelo que cuesta 1.5$. Aproximadamente 3 horas.
Portobello es muy lindo, tiene una iglesia con un cristo negro, unas ruinas y también se pueden hacer paseos en bote.
Comimos en un restaurante en una esquina de la plaza, arroz con coco y pescado frito. Muy rico, recomendable.
Como Rolo y Max no conversaban tanto desde la escuela, se pusieron muy alegres y tomaron ron panameño, motivo por el cual yo fui la amiga elegida. Manejé del Atlántico al Pacífico en 2 horas aproximadamente. Una experiencia interesante.
Llegamos a casa de Max a guardar su camioneta y no pasaba ningún taxi, así que con Rolo subimos a un Diablo Rojo, que son unos buses antiguos, llenos de luces de colores y música a todo volumen. Bajamos en Allbrook y tomamos el metro hasta el hotel.